Cuántas veces la misma ola
llega a la roca en besos de rompiente,
siglos horadando el mismo hueco
para marcar tan sólo huella,
testigo mudo, herida permanente.
Velero plegado al menor viento,
balsa a la deriva de cualquier corriente,
rocas de firme al beso de la ola,
una y otra vez rota en suave onda
para cercarla amorosamente.
Me siento sola
de tanto nunca estarlo,
sola la playa de pisadas huecas,
sola la Luna arrebatada de miradas,
cuando las horas llenas se me dieron.
Me ha costado tanto ser yo misma
¿Quién puede renunciar a un solo año,
a una sola arruga?
¡Cálido collar en el desnudo escote
del tiempo, de las penas!
He madurado.
Hija de Dios,
Confiada a padres católicos,
Española a morir,
Congregante Mariana,
Licenciada en Ciencias Económicas.
Matrimoniada indisoluble
Madre de diez hijos,
Abuela de 19 nietos
Aspirante feliz a una Nueva Vida