Fotografía de D. Joan Carreras
Ven, amiga, charlemos...
Quiero conocerte, hablar
de los temores que desprendes,
del horror con que pintan tu rostro,
del descarne de tus huesos,
del bastón que llevas en la mano,
del olor que tienen los muertos.
Háblame, sé mi amiga,
cércame, dame tu mano,
entra en mi casa y bebe
del río de lazos humanos.
Trátame de tu, siembra
en mi campo calor,
amor en mi dolor hermano.
Ven, mírame...
haz que me vea en tu retrato,
para que sólo sea en ti
un paso, una travesía,
un ir y volver
a vivir en otra vía,
sin penas, sin retrasos.
Ven, mírame...
para beber de nuevo el vino
de la dicha, del amor
sin límite humano,
sin celos, sin rencores,
abierto el corazón, la pasión,
a la eterna Sabiduría.
A aquel lugar ...,
donde todo se explica,
todo se colma, se calma.
Ven amiga..., charlemos
de tú a tú, sin miedo ni mentira.
Otros te llaman muerte,
yo te llamo espera, te llamo amiga.
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